Dejáme

Una vez amé a un chico.
Era rubio y caminaba con el sol.
Odiaba las mañanas frías y que le dijera que no lo quería.
Fuimos tristes, aplacados, cuidadosos.
A veces nos asomábamos al mundo,
a mostrarle cómo éramos.
Nunca supimos amarnos de verdad,
nos quisimos a destiempo.
Caminábamos y dormíamos,
nos despertábamos juntos,
nos besábamos el alma.

Pero nada es hoy como fue entonces.

Soñábamos con playas y lagos, con amaneceres cálidos sin rocío en los pies, con flores a lo lejos. Con perros y caballos. Soñábamos tristes y alegres. Llorábamos nuestra suerte y maldecíamos querernos.

Todo acabó ahora, y estoy más contenta. Ya no tengo la urgencia de verte y saber qué estás haciendo. Ya no tengo ningún sentimiento.

Nadie nunca nada se parece a los síntomas del amor.

Mi chico, mi chico de ojos verdes, grandes. Me sería inconfundible tu perfume entre miles. Cada vez que te ibas me acostaba en tus sábanas y hundía la nariz en tu almohada. Te quería y te deseaba ríos...

...ríos de flores, ríos de peces de colores grandes como panes, feroces como cachorros. Ríos de peces, de racimos acuáticos, de lengüetazos de luz, de reflejos, de colores danzando

tiernos, profundos

te los deseaba

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