Una nascita

E miraba, y sabía qué pasaba, era verano, y era esperable, que las mariposas dieran vueltas, que los cascarudos cayeran en vuelo rasante desde las luces de la galería, que el vino barato hiciera de las suyas, que nadie les prestara atención, pero cuando los vieron ahí, bajo la ventana, abrazándose más de lo que debían
más de lo que correspondía a una señorita como ella, tan inexperta, y un buen hombre como él, trabajador, escuchame, y con novia formal, por favor, qué barbaridad
E miraba, y sentía en la piel, en el pelo, en esa mano curiosa (con otra piel, otro sabor) que le subía por la espalda, un escalofrío repentino, un sueño disimulado, una guerra súbita, un no sé qué hago pero sigo
no puede ser que todos hagan lo que quieran
no se puede
no se debe
prohibido
nunca
degeneración

E miró la luna. Sintió la lengua, la mano en la teta, sintió frío, sintió calor, sintió el peso de una cadera hincándosele en los muslos. La baba, la mano, la ropa en el piso, en el auto, en la camioneta, en la despensa, en la cama y a los pies de ella. La espalda en el umbral y las piernas abiertas.
un par de degenerados
un mal parto
lo que no se debe

E miraba, y sabía qué pasaba, era verano, y era esperable, que las mariposas dieran vueltas, que los cascarudos cayeran en vuelo rasante desde las luces de la galería, que el vino barato hiciera de las suyas, que nadie les prestara atención, pero cuando los vieron ahí, bajo la ventana, abrazándose más de lo que debían
más de lo que correspondía a una mujer como ella, tan correcta, y a un señor mayor como él, con hija y señora, escuchame, pocas veces visto.

y hoy tengo ganas de sonreír

Quiero mirarte a los ojos y sonreír, sonreír mucho, porque la vida es buena, porque soñás conmigo, porque hay quien tiene celos de mí todavía. Porque mi perra mueve la cola cuando me ve y en verano me chupa los dedos de los pies aunque la rete. Porque el sol brilla en mi patio y vive el duraznero que mi viejo plantó un día diciéndome es tuyo, es tu árbol, y yo lo regaba todos los días, con baldes de agua, y ése verano dio unos duraznos gigantes, enormes y blancos, pero sin sabor. Porque en el lavadero estuvo herrumbrándose mi bicicleta rosa bebé hasta que dios y la vida dijeron agua va y mi hermana parió una nena y otra nena, que aprendieron a andar en ella por los mismos caminos que yo. Porque siento el amor en la piel y en la boca. Porque tengo un lenguaje propio para hablar con mis amigas de la vida y les puedo decir te quiero y te necesito. Porque mi viejo todavía sabe cantar Manuelita mientras toca la guitarra si se lo pido, aunque le dé vergüenza. Porque mi vieja es mi mamá, y mamá del que quiera, y abuela, y maestra, y todo. Porque hoy me siento feliz y triste, pero sobre todo expectante de lo que la vida me depara.

degenerarono

Sos como un monstruo gordo, grasiento y fofo, que me chupa los pies, como el sapo de laiseca, con una verga deforme y amenazante que no podés manejar, como la sombra negra de lost, como un denso baño de melaza. Aún así, si te volviera ver con camisa a cuadros y zapatos de vieja, no me tomaría el trabajo de escupirte, miraría un poco más arriba de tu cabeza, te esquivaría como a la peste bubónica en dibujito de la edad media, y seguiría mi vida, silbando bajito, por la vereda del sol.